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Enviados: Jueves, 25 de Septiembre 2014 15:38:02 Asunto: Re: la despedida que no fue Si alguien sigue sin creer cómo se hacen las cosas, Telesur contrató una empresa...

Enviados: Jueves, 25 de Septiembre 2014 15:38:02
Asunto: Re: la despedida que no fue
Si alguien sigue sin creer cómo se hacen las cosas, Telesur contrató una empresa para que haga el diseño….se le aprobó algo que simplemente agarraron de internet y que se usa para un montòn de cosas, por ejemplo, en tono azul, para ramadàn.Me olvidè de compartirlo.
Ahora sí
Slds

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Hace un mes exactamente aterrizaba en mi país para llegar apurado al entierro de mi madre. Por tal motivo y otras situaciones penosas no estuve de ánimo para saludarlos a todos.

Naturalmente recibí la carta de Abraham, quién además de ser un profesional notable, es un amigo a quién admiro intelectualmente y por su compromiso con los verdaderos valores revolucionarios que, no se tomen a mal, tanta falta hacen en el canal (compromiso real y no hipócrita).

Escribo simplemente porque se de algunas barbaridades que se estuvieron diciendo y por los que me quieren, por los compañeros que me siguen manifestando su cariño y solidaridad y que allí siguen trabajando, porque salvo con un pequeño grupo de personal institucionalizado, sin creatividad ni compromiso, felizmente pude establecer una excelente relación con la enorme mayoría.

Para empezar:

Todos saben cuál fue mi sueldo porque alguien del pequeño círculo que no salió de Patricia Villegas, José Cordero, Yeimy Avila y Andrés Gómez La Rosa se lo filtraron al resto del canal en el mes de agosto, para generar un insoportable clima laboral, a la par que una “espontánea” junta de firmas por un reclamo laboral organizado por una persona muy allegada a la presidenta, que llamativamente tuvo una respuesta positiva inmediata para los absurdos salarios de miseria de los compañeros trabajadores.

Llegué un 25 de abril. Me bastó una semana para tener en cuenta el panorama real de mi situación. Así se lo manifesté al entonces VP, JC, literal en mi oficina: “A mi me trajeron a tres meses de la salida del sitio, y una vez que sale caduca mi período de prueba y me mandan de regreso y vuelve Yeimy”, y le pedí que me explique para qué me habían hecho renunciar a mi trabajo, a mi familia, etc, para mudarme a Caracas.

Naturalmente me equivoqué de interlocutor. Lo mismo le manifesté en agosto cuando volvió a Caracas, pidiéndole que me lo aclare así podía venir a compartir los últimos días junto a mi madre. Para ello ofrecí una renuncia que tenía firmada tras la reunión en la que los extranjeros fuimos acusados de delincuentes, como si fuésemos nosotros los responsables del contrabando orquestado por al menos, una gran parte de las FAB.

Ante un equipo ya conformado como en cualquier institución que viene funcionando durante casi una década, lo que aquí llamamos “rosca política” o lobby de relaciones, no era un camino posible. Por lo tanto sólo me aboqué a trabajar y a obtener resultados.

Necesito destacar en este punto en que JAMAS recibí una sola orden de mi superior inmediato, VP, mínimas instrucciones de Villegas, las cuales ejecuté todas, inclusive cuando en su desconfianza por la meta del lanzamiento le solicitó a Brangela Romero que hiciera un relevamiento de los contenidos, que yo ya tenía hecho y en el que estaba todo y le facilité el entendimiento entre lo que era, por ejemplo, la webtv, una infografía animada y una interactiva html5.

En ese punto, tal como era la meta, dije que iba a estar todo, y estuvo todo. La otra orden fue, teniendo el sueldo que tenía, poner la cara ante empleados que ganan 90 dólares mensuales y decirles que por dificultades financieras, no tenían vacaciones, ni aportes patronales, ni horas extras, pero que la empresa necesitaba que doblen su esfuerzo. Nunca tuvieron un tacto político tan sensible, pero lo llevé adelante junto con Glenda Ortega, con muy acotadas situaciones conflictivas que desactivamos personalmente.

Las únicas instrucciones recibidas fueron de la entonces “asesora” Yeimy Avila, a quién sólo yo veía durante media hora, dos veces por semana y que habitualmente estaba incapacitada de atender el teléfono. Por lo que estuve un primer mes tratando de ponerme al tanto de todo. Cuando así lo hice y vi el desastre en el que estaba el proyecto web, todas las correcciones planteadas me fueron boicoteadas por esa persona. Cuando hablo de desastre me refiero incluso a que el fondo del diseño por el cual se había pagado no era original para Telesur, pues ya existía.

En más de una ocasión escuché el grito desgarrador en el cuarto piso de cómo era que las cosas iban mal si se habían planeado durante un año. Lo de planeado realmente no lo percibimos en ninguna etapa, máxime cuando la empresa TFS fue contratada de apuro, dos días después de haber sido contactada on line porque no tenían quién lo hiciera. Una decisión así es cuanto menos poco seria.

No obstante, y con el proveedor mismo avisando que llegar a la fecha de salida era casi imposible, se obró el milagro, empañado en la salida por la incompetencia de un equipo totalmente inexperto en el soporte técnico de la misma.

Para que se entienda la gravedad, no sólo destruyeron el sitio a media hora de su salida borrando miles de fotos subidas las semanas previas y de lo cual nadie dijo nada. Yeimi se cubrió las espaldas y cubrió las del que lo hizo. Si los responsables hubiésemos sido Glenda o yo, nos hubieran botado (todos saben lo que mi equipo trabajó sin dormir durante esa semana previa), sino que además, ni se aplicaron las normas de seguridad.

Como anécdota, esos días nos bajaban línea de que estemos preparados por cualquier ataque del fascismo opositor y los gringos que nos iban a hackear el sitio. Evidentemente no intentaron hacerlo, porque las claves de acceso no requerían ningún permiso y simplemente con conocer las siglas de cualquier empleado multimedia, sólo debían poner “gm123456”. Ni a Snowden se le hubiese ocurrido. Así de vulnerable fue el lanzamiento y las semanas posteriores. Así de planificado estuvo.

Aclaro esto porque en ningún momento tuve ni una sola observación negativa de mi trabajo, sino todo lo contrario, al menos por parte de Villegas. Cordero simplemente sólo operaba por detrás.

Y lo aclaro porque como se puede ver, un sitio con funcionamiento regular, que ni siquiera es responsive (es decir, no se ajusta a la pantalla de un teléfono o tableta como cualquier otro, tras un año de “planificación”) y que no está integrado con su plataforma multimedia y con dificultades de accesibilidad como todos saben por las quejas de los productores de los programas, son errores en los que no se me permitió actuar.

Sólo en el mes previo al lanzamiento del sitio cesaron las hostilidades, porque sabían que era un error demasiado grande.

Necesito agregar aquí otro factor. Desde antes de mi arribo se me alertó (Yeimy) de que mi directora en español era una mala persona, envidiosa y que me iba a tener que plantar duro para que me respete. Esa actitud de buscar una confrontación entre Glenda y yo persistió hasta mi último día y en todo momento era evidente la hostilidad absurda de Yeimy para con Glenda, con una saña que incluyó las absurdas maniobras de sabotaje a las que mandaba a sus “colaboradoras” (hoy ascendidas a Coordinadoras de Producción) a cometer errores garrafales para ensuciarle el trabajo a Glenda. Las hostilidades para con ella, al menos mientras estuve allí, no cesaron jamás.

Realmente Glenda es una pérdida para cualquier empresa. No tengo más que agradecimiento para con ella que me ayudó y apoyó desde el momento en que entre al confinamiento de Caiza, en una ciudad desconocida y en un trabajo nuevo. Nunca conocí a alguien tan íntegro en lo laboral, profesional, humano y con tal nivel de autoexigencia. Siempre fue una trabajadora incansable, con los más altos estándares, con un conocimiento del trabajo multimedia por encima del resto, capaz de hacer de docente para estimular al equipo, gran organizadora y de lealtad inquebrantable, inclusive para con una institución que no la protegió en ningún momento de ese imbécil juego.

Cuando hablo de su conocimiento multimedia, simplemente me remito a los resultados de trabajos realizados por ella, sin recurrir siquiera a la dirección de Producción Web sino resolviendo con las pocas herramientas con las que contaba, que resolvían videos inmediatos de coyuntura o de agenda, con unas rápidas cinco mil visitas, ante los videos de por ejemplo, Tariq Alí, a un costo anual millonario y con….siete reproducciones. Con la verdad no ofendo ni temo.

Telesur dejó ir a alguien así. Por supuesto que la institución seguirá adelante, todos somos imprescindibles aunque no todos lo tengan en cuenta. Pero se supone que en la búsqueda de excelencia, todas las empresas buscan preservar a sus mejores valores. Bueno, casi todas.

No obstante el sitio salió, con todas esas dificultades y errores de planificación.

Debo remontarme unos días para señalar otro destrato hacia un compañero de trabajo que tuvo lugar en ese momento y del que sólo fuimos testigos Adriana Orejuela y yo.

Yo siempre tuve una crítica muy fuerte a cómo se había organizado el equipo de Quito y cómo Greg lo llevaba adelante tanto a nivel ejecutivo como operativo. Cuando fui a Quito me encontré con un panorama distinto porque en la inmensa mayoría encontré un equipo capaz y con ganas de crecer y aprender, pero que no tenían dirección y muchos de los cuales cuestionaban el liderazgo de Greg como director.

Tanto Cordero, como Villegas, como Yeimy y yo teníamos las mismas observaciones. No obstante, y es algo que Greg no podrá negar, busqué en toda situación reforzar su posición y empoderarlo, pese a que el clima en Quito iba en sentido contrario.

Del mismo modo actué ante las críticas a Cordero que me manifestaba el personal de Quito, que se quejaban por la falta de dirección y cuando yo les marcaba que lo tenían al mismísimo VP allí, me respondían que nunca lo veían, cosa que negué todo el tiempo y lo desviaba por las obligaciones logísticas que tenía en el montaje de la sede.

También tuve que afrontar acusaciones sobre pago de enormes sobrecostos en los equipamientos. Algunos muy precisos. Pero entendí que era parte de mi trabajo proteger a mi superior nominal.

Días antes del lanzamiento de Telesur Inglés, tras una reunión de comité de contenidos hubo una videoconferencia entre Cordero en Quito, con Villegas, Orejuela y yo, por el desmadre de Quito. Orejuela y yo oficiamos de testigo, porque la acusación de Cordero era la ineptitud de Greg y en ese momento Villegas dio la orden de montarlo en un avión inmediatamente para Caracas para removerlo del cargo. Así fue que Greg llegó a Caracas sin ropa y hasta sin teléfono.

De ese modo Greg estuvo en un limbo en Caracas, contestando correos y haciendo lo que podía. Mi instrucción era mantenerlo ocupado y aquí no hice caso porque la verdad a mi, pese a todo, no me daba ese juego.

Lo que Villegas no me podrá negar es que el 25 de julio vino a mi oficina para decirme varias cosas: 1, que me felicitaba por el trabajo y el esfuerzo que hice para que saliera el sitio pese a todo; 2, para pedirme que dentro de un año haga una torta para el aniversario de Telesur Inglés “porque ese ahora es tu hijo”; y 3, “Búscale una posición a Greg aquí”.

Del despido a cambiarlo de posición se dio una intermediación. Conversamos con Orejuela sobre el impacto que esto iba a tener, ya que Greg había contratado a casi toda gente de su confianza en Quito, y a los corresponsales, y a los programas de la grilla. Esto fue un error admitido por la propia Villegas, porque su salida podía precipitar una rebelión. Pero además, más allá de su capacidad ejecutiva o no, con Orejuela coincidimos en la capacidad intelectual de Greg, su compromiso y de que ese trato no se lo merece nadie. Orejuela fue la persona que traslado esto a presidencia.

Aclaro que varias personas en Quito me habían notificado semanas antes de que Greg habría pedido mi salida a Cordero. Por las personas que me lo dijeron, me cuesta dudarlo, pero lo marco porque eso no afecta mi conducta y preferí buscar la solución.

La semana previa

Tuve algunos episodios que debo mencionar en esos días previos.

Villegas pasó por mi oficina para ver cómo estaba la cosa, justo en ese momento estaba reunido con Glenda, y las coordinadores de inglés y español Alejandra del Palacio y Jeannette Bustamante. Nos metimos en la oficina de Glenda para hablar Villegas y yo unos minutos y surgió el tema Quito y el ritmo de producción en la redacción que era bajo. Le conté que durante mi paso por Quito les cuestioné que ellos dicen que no pueden hacer más de dos artículos diarios, cobrando 2000 dólares mientras en Caracas hacen ocho cobrando 100 dólares.

Fue la primera vez que Villegas me retó, porque me dijo que yo estaba diciendo una barbaridad, porque el dólar está a 6.3 y en Caracas cobran más de 1000 dólares. En fin, ante ese argumento no había discusión alguna, y además, era mi superior. Lo traigo a colación porque dos semanas y media más tarde usaría mi mismo argumento para atacarnos como los buitres de Telesur.

Otro episodio fue la evidencia del trato diferencial. Tras una reunión tuve una discusión con Consuelo Alvarez que cuestionaba a Alejandra del Palacio por estar todo el tiempo fumando en la entrada del canal, por lo que evidentemente ella o alguien que manda se dedica a eso, cosa que no pensaba admitir porque era una persona de mi equipo y como tal, debía defenderla, equivocada o no, porque yo no me meto con el personal de nadie. Villegas salió gritándome en defensa de Consuelo.

No tuvo la misma actitud cuando Cordero, mientras yo llevaba tres días sin dormir en el canal, sin salir ni para comer, en una reunión donde estaba todo el directorio e invitados externos de una agencia de publicidad, se puso a gritarme por 16 banners perdidos. Primero que ese trato no lo merece nadie, menos ante el resto del directorio y mucho menos aún con gente que no es de la empresa. Ademàs de la falta de hombría porque hasta donde yo se, los hombres se gritan en la cara y se bancan las consecuencias, y no por Skype, Villegas no movió un dedo y se hizo la desentendida pese al reclamo solidario con que muchos directr@s le hicieron saber el desagrado por semejante situación. Y para colmo, esos banners estaban hechos y quien los perdió fue un personal de Servicios Web que hacía dos semanas que estaba trabajando en Telesur.

Esos días previos recibí un cariño notable de compañeros, pero lo mejor que me pasó fue ver como el equipo del turno noche se quedaba conmigo hasta la madrugada poniendo el hombro para sacar la página, no sólo la de español sino la de inglés, porque Quito lisa y llanamente no llegaba con los contenidos multimedia. No es una crítica, este relevamiento en excel lo tiene VP y P. El esfuerzo de ese equipo realmente fue destacable porque vivimos noches con mucha mística.

Si alguien cree que yo me mantuve despierto porque era mi trabajo y para eso cobraba 6000 dólares, simplemente es un pobre imbécil que no entiende lo que es el amor por una profesión que ejerzo desde hace 24 años. Eso no te mantiene despierto. Sino el amor y el compromiso por un oficio y por tus ideales.

Después de haber sido tildado de delincuente por Villegas, me podían triplicar el sueldo y no hubiese rendido de ese modo. Y si cabe alguna duda, pueden ver como con sueldos similares en otros lugares la respuesta fue otra.

Y si falta algo para entender que esto no se trataba de plata, ese equipo que se quedó porque me vio que yo no me iba, porque laburabamos con Glenda a la par, ellos se quedaron por eso, porque en definitiva, cuando cobraron todas sus horas extras no les alcanza ni para un combo de McDonald’s (no exagero, vi los recibos). Digo esto porque de presidencia siempre recibí el requerimiento de motivar a un equipo al que muchas veces ayudé con dinero para los buses porque el salario no les daba.
Pero las mejoras laborales se las dieron a personal cuyo profesionalismo y capacidad, bueno, no se las puede ni calificar. Personal cuyas observaciones en RRHH fueron por gravísimos errores que se publicaron, y que fueran anuladas a mi salida, lo que evidencia o bien que eso fue orquestado por Yeimy para sabotearla a Glenda y a quien escribe, o simplemente que vale más la obsecuencia a la capacidad. Excelentes valores del socialismo del siglo XXI.

Los delincuentes

Tras la salida fue silencio de radio hasta que fuimos convocados los extranjeros.

Como operativamente no tuvieron ninguna observación para hacerme, la maniobra empezó por otro lado.
Mi contexto es que a mi madre la operaron el 24 de julio, el mismo día del lanzamiento. No me fui a Buenos Aires porque confiaba en que la operación saldría bien y no podía abandonar el barco en semejante situación.

El 25 de julio le pregunté a Villegas mientras volvía del segundo piso a su oficina si ella tenía pensado mandarme a Quito o algo. Yo necesitaba saber los movimientos siguientes por cualquier eventualidad con mi madre. sí llegamos a esa reunión con la puesta en escena para intimidarnos, con una asistente de RRHH y De la Rosa.
Acá como hablamos de acusaciones absurdas, al igual que Abraham, no temo lo que quieran hacer en caso de emprender una retaliación. Tengo la información y los medios suficientes para defenderme y tengo mucho menos que perder. Yo hago mi tarea y estoy en paz con los que me dan paz.

Con una maniobra infantil, buscaron ponerme en la posición de encabezar una red de cambio ilegal de divisas. Yo creo que todos somos grandes y ni yo fui el primero en llegar al canal, y de hecho los rumores de cambio clandestino de divisas que me llegaron de compañeros del canal llevaría a preguntarle a Andrés Izarra. Yo no le doy importancia a esos comentarios porque no dudo de la honestidad y compromiso revolucionario del actual ministro del Poder Popular para el Turismo.

No hay casas de cambio abiertas y la respuesta fue “ya las van a abrir”. Una empresa sosteniendo una posición con esto raya el absurdo más absoluto. Sinceramente en lo personal hubiese preferido que me digan “hacemos lo que se nos canta y nos cagamos en ustedes”.

Que nos íbamos a Los Roques. Bueno, que me traigan una foto en Los Roques, porque no pude siquiera subir al Avila y fui con una compañera de trabajo a Colonia Tovar, un sábado, en taxi compartido. Naturalmente por mi sueldo podía ir a Los Roques cuantas veces me diera la gana, pero resulta que estaba trabajando o demasiado cansado como para salir de mi casa.

Que tenían fotos y videos de nosotros cambiando en el canal. Eso hubiese ameritado, desde lo legal, la advertencia pertinente y personal hacia esa persona, la sanción disciplinaria para la contraparte venezolana del canal que realiza la operación, y el decoro de mostrar la foto al acusado.

Como no cambié en el canal, jamás, hubiese esperado no estar en esa bolsa.

De todos modos ninguno sabe de la situación cambiaria del país hasta que llega. Yo quise cambiar en Maiquetía cuando llegué y estaba cerrada la casa de cambio.
A lo mejor un día sabemos dónde cambia otra gente que no estaba en la reunión, quién dice que no fueron realmente fotografiados?

Yo a diferencia del resto no puedo alegar que no sabía de la situación. Tengo los correos y chat de skype en las que Yeimy me lo explicaba y para lo que eso me iba a alcanzar: “Podés vivir como un rey”. Eso fue en enero durante mi proceso de reclutamiento.

No obstante, a esa acusación de que vivíamos como los ricos del canal, porque aquí sí Villegas nos dijo que el resto de los trabajadores cobraban 100 dólares, especificó que nos dábamos la gran vida (con eso de Los Roques etc) cambiando todos nuestros salarios, creo que lo que digo incluirá a más de uno:

-Nadie cambia todo su sueldo, uno deja su país, sus amigos, su familia, para crecer y naturalmente ahorrar algo, porque un día alguien tiene la absurda idea de cambiar los contratos (inaudito) o no renovarlos, y no te podés quedar con nada.

-Todos ayudábamos a algún familiar. En mi caso le pagaba el colegio a mi hermana y el seguro médico a mi madre, el mejor que hay en Argentina.

En lo personal, ni siquiera mi alquiler lo pagaba en Venezuela, eran dólares que de mi cuenta en el exterior (tal como se me pidió abrirla) se lo transfería al propietario en Panamá, de dónde es nativo. Mi alquiler era alto, aunque ajustado al mercado, cosa que en el canal desconocen completamente la realidad porque cuando se lo conté a Cordero este pensaba que ese importe era anual y no mensual. Lo pagaba porque no fui a Venezuela para vivir en Petare o Catia, fui para estar al menos igual o mejor que en Buenos Aires, y me mudé a cuatro cuadras de donde vive la presidenta del canal, que aunque por vocación revolucionaria cobra un humilde sueldo en bolívares, podría incluirlo como parte de sus haberes.

Nunca cambié más de 400 dólares de mi sueldo. Por lo tanto, las acusaciones son pura paja, o como decimos aquí, una soberana pelotudez por no decir una hijaeputez malintencionada.

Sobre esto quiero que quede en claro algo. Toda mi vida quise trabajar en Telesur. En esas mismas conversaciones y correos con Yeimy están grabados que yo hubiese ido como redactor. Nunca negocié mi sueldo, simplemente me lo ofrecieron. Una semana más tarde me lo aumentaron en mil dólares porque luego me enteré que como Greg cerró en 500 dólares más de lo que me habían ofrecido, me lo aumentaban en 1000. Punto. Yo iba feliz de cualquier cosa. Lo único que pedí en mi proceso de contratación a RRHH era un teléfono con línea para hablar con mi familia cuanto me diera la gana.

De todos modos no me avergüenzo de haber tenido ese salario, por si alguien apela a una culpa cristiana de pobreza y castidad. Nunca trabajé menos de doce horas diarias y dentro y fuera siempre estuve operativo. He colaborado con otras áreas como cualquiera puede atestiguar, si no recuerdo mal, no se enteraron siquiera de que les estaban vendiendo el mismo contenido que se hacía en BsAs de un prestigioso programa hasta que les advertí de ese perjuicio aunque no fuera mi trabajo; suministré contenidos para la pantalla, colaboré en las promociones y de hecho el slogan que aún usan lo hice con Stephany Montalán. Y en mi juicio sobre situaciones como las del elemento australiano que debió salir, mi asesoramiento a presidencia fue el correcto, independientemente de que no me hayan escuchado, y se haya terminado pagando otro precio.

No obstante yo le puedo ofrecer a cualquier venezolano un empleo por 5000 pesos argentinos, que sigue siendo el doble de lo que ganan por el aumento, a ver si aceptan dejar su país.

En esa reunión también se bajó el discurso del perjuicio que le causamos a la revolución por nuestro “despilfarro” y que por eso se nos notificaba que nos cambiarían los contratos.

Primera falacia, el presupuesto de los salarios de las quince personas que estábamos allí ya estaba disponible hasta el 31 de diciembre. Que los quiera cobrar otro como “asesoría” es otra cuestión.

Si las arcas de la revolución dependen de quince extranjeros, sinceramente creo que Chávez se levanta y se ata diez cartuchos de dinamita en las pelotas y se las detona.

En tal caso podemos pasar lista al costo de Tariq Ali hablándole a una media, Laura Flanders, Bill Fletcher, Lovato y a los columnistas estelares, en relación a los resultados de visitas en la página (un sólo video hecho por la dirección en español sobre el nieto de Carlotto tuvo más visitas que todos los programas combinados, sumados a los clicks de los columnistas)

Lo nuestro era un costo marginal. Lo que sí reafirma que lo único planificado de todo el proyecto fue llevarnos para botarnos. Una muestra de que los valores y prácticas del capitalismo y el neoliberalismo están muy lejos de terminar en un canal que debería ser voz de la revolución en vez de maltratar a sus trabajadores.

En el medio comenzamos a percibir la hostilidad de muchos compañeros por la diferencia salarial, que naturalmente no era culpa nuestra. Como conozco algo de conducción política por lugares donde me tocó trabajar desde hace mucho tiempo, se cómo se montan las operaciones desde arriba para promover un reclamo teniendo la solución y capitalizar políticamente, como en el caso de “conseguir un aumento del 40%”. Más aún cuando la junta de firmas la hace alguien de confianza de presidencia. Máxime cuando un día antes de la reunión en que se nos acusó de delincuentes, un grupo de directores amenzó con un motín. Ya vimos para donde salió el palazo.

Desde entonces tenía la resolución de renunciar a un lugar donde me quería quedar. Pese a todo esto, se que las luchas y los procesos llevan tiempo. Disiento en una apreciación de la carta de Abraham en la que se refiere a que se cree en los ideales y no en las personas. Yo cuando conozco gente como el, creo en las personas.

Yo fui a Venezuela a un proyecto de vida. Pese a lo difícil que es eso, de lo que nadie está advertido, que es una odisea todo, que no se puede alquilar, que nos hacen pagar un año cash sobre la mesa por lo que tenemos que pedir plata prestada y que gracias a la gentileza humanitaria de Villegas más que con ahorros nos volvemos con deudas, que no hay alternativa a cambiar al paralelo por un descalabro económico del gobierno y no de quince infelices, y que quienes lo padecen no es la oligarquía sino los más pobres.

Fui renunciando a un empleo en Presidencia de la Nación, renunciando a estar en una ciudad como Buenos Aires, renunciando a mis amigos, a mis hermanos y a mis padres. Y fui a trabajar y a aportar mi experiencia, a aprender y a tirar para adelante. No fui a meterme en un maltrato miserable que nadie se merece y menos, aquellos que dejaron todo. A veces pienso que mi pecado fue ser el que no decía que todo iba a estar bien y a aplaudir todo en una reunión de directorio. Tal vez se pida eso cuando se ven demos impresentables, programas inviables o logos abortivos.

Seguro Villegas dormirá tranquila porque “son decisiones que se deben tomar”. Ese pensamiento no se diferencia en nada de un empresario del capitalismo salvaje. Salvo que este al menos tiene honestidad intelectual, lo que lo hace más respetable.

Pasó esa reunión absurda y violenta, en que una empresa le tira todo su peso a un pequeño grupo que está fuera de su país y de su marco legal. De hecho, mientras se esgrimen los valores del socialismo del siglo XXI nos firman contratos basura, flexibles y revocables en el país más neoliberal de Sudamérica: Colombia. Realmente es la primera revolución que conozco con semejante práctica.

Que quede claro que no hablo desde una crítica liberal. Yo no me invento falsas gestas y cuentos de la selva. Vengo de una familia de combatientes, de secuestrados, de desaparecidos, de haber estado yo mismo desaparecido por lo que me cago desde bien alto de lo que puedan pensar de un socialismo que avala los escuadrones de la muerte “socialistas” de los Tupamaros para terminar con la delincuencia en la 23.

Pero desde antes ya rondaba mi idea de renunciar. Tuvimos la reunión y decidí esperar a la resolución final, porque como marqué, desde un principio entendí como venía la cosa y nunca merecí semejante destrato.

El destrato también se manifestaba en distintas instancias. Advertí a mis superiores en varias ocasiones que mi coordinara en inglés, Alejandra del Palacio, padecía un mal trato y hasta situaciones discriminatorias por parte de algunos elementos angloparlantes de Quito por su condición de mexicana. Por esto me vi forzado a un desgaste confrontativo con Quito que se debía resolver por otros canales, porque como líder de un grupo debo proteger a sus miembros.

Del mismo modo tras mi paso por Quito, cuatro compañeras, en nombre del resto, me elevaron consultas legales sobre la situación contractual que remití al Dr. Garzón y que logré resumir en apenas cuatro preguntas, que pasados tres meses, nunca contestó, pese a que eran inquietudes por demás naturales. Afortunadamente esas personas saben que hice todo lo posible y entienden cómo son los manejos en Caracas. Estos son apenas dos ejemplos.

Cuatro reuniones le pedí a Villegas. Simplemente quería que me diga en la cara que no quería que yo siguiera y yo renunciaba. Sólo quería estar con mi madre, y no me quería ir así como así. Uno en el fondo mantiene la esperanza de que las cosas no sean personales, y que se puedan arreglar.

Nunca me recibió. Me contestó un correo diciéndome que esperara unos días para reunirme con los abogados, a lo que le contesté con la situación de mi madre en terapia intensiva.

Terminé pidiéndole a la clínica donde estaba internada mi madre un certificado de que eso era verdad, porque hasta di por sentado que seguramente no me creían que era verdad. Ese certificado se lo hice llegar.

En todas mis solicitudes el argumento era que no tenía tiempo. Pero bueno, evidentemente tenía tiempo para dictar las etiquetas de twitter por el grupo de BBM, por lo que asumo que era más importante que mi absurda necesidad.

Cuando Cordero apareció en Caracas, sólo esperé dos cosas. Una que se animara a gritarme, cosa que no pasó. Por lo que dejé el asunto atrás. La otra es que me contestara de frente cuando le ofrecí mi renuncia, porque a esa altura prefería irme y no quería que me hicieran perder el tiempo. Lo que sí le cuestioné es que desde que llegué al canal cuatro meses atrás, nunca me dio una orden, ni una sola vez, y nadie me dijo si algo que hice o decidí estaba mal, por lo que tuve que manejarme a la libre y sacar todo como pudiera.

Me negó que el canal no quisiera seguir conmigo.

Con Cordero compartimos una cuestión de definiciones militares, hablar de tropa, frente de batalla, etc. Nuestra única diferencia que el me manifestó era el horario de entrada. Creo que el esperaba mi ingreso alrededor de las siete de la mañana. Yo habitualmente entraba nueve y media o diez, porque me iba a las once o más tarde también, lo que no quería decir que no estuviera trabajando antes. Me viene a la cabeza una respuesta de Perón cuando le preguntaron para qué están los militares: “Para estar al pedo, pero temprano”. Creo que esa fue la única diferencia manifiesta.

Finalmente se dio la reunión con todos, donde se ofertaron distintas modalidades, y a mi me tocó último, porque me botaban. Elegantemente me pidieron la renuncia, aunque legalmente fui despedido porque antes de que yo la presente, me desactivaron el correo, las claves y el teléfono. Sin poder mirarme siquiera a los ojos, Villegas me pidió la renuncia y yo no pedí explicaciones. Me paré y me levanté. Si había argumentos me lo deberían haber comunicado antes, sean errores organizacionales, de criterio periodístico, de profesionalidad o de cualquier otro tipo. Como nunca lo hicieron, preguntar los motivos en ese momento era abrir la puerta a escuchar un montón de pajas de una decisión que estaba tomada antes de mi llegada al canal. Lo que me molestó era el teléfono, mi mamá llevaba 33 días internada en terapia intensiva y un viernes a la noche me dejaban incomunicado.

Esta situación la dejé debidamente certificada por razones legales.

Nunca voy a entender para que me sometieron a semejante hostilidad. Nunca fue necesario.

Dos días más tarde mi mamá murió. Llegué de milagro para presenciar el entierro en el cementerio.

Me quedo con todo ese dolor innecesario, sin saber por qué agarran a alguien tan cerca de los 40 para dejar todo, ponerlo a trabajar sin brújula y pese a ofrecer la renuncia por un problema de la magnitud de una madre en terapia intensiva, alargarle la situación sin necesidad. No se ofendan cuando uno piensa que sólo un hij@ de puta es capaz de algo así.

Probablemente los más afectados por este correo salgan a decir que todo esto es un disparate. Poco importa, son menos creíbles que los planes magnicidas.

Este correo es simplemente una crítica puertas adentro del canal. Quédense tranquilos que puertas afuera sigo defendiendo esa construcción tan valiosa del comandante Chávez para los pueblos y que lamentablemente algunos creen que es un coto privado. No digo esto vagamante, me han realizado tres entrevistas desde que volví y naturalmente tocaron mi paso por Telesur y dije a pie juntillas lo mismo que decía en las entrevistas allí.

Espero que hayan terminado con la idea de subestimarme. Como dije, con la verdad no temo ni ofendo. Al único que le temo es a Dios. Yo estoy en paz, y no temo si a todo esto que hicieron le quieren agregar alguna represalia, después de tanto daño es innecesario, pero por las dudas, llegado el caso, tengo con qué cuidarme. No es una advertencia. Es una notificación.

Mis más sinceros abrazos para aquellas personas maravillosas que allí conocí, tanto en Caracas como en Quito.

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