A propósito del asalto a El Estímulo

El periodismo en Venezuela no ha muerto. Sigue ahí. Vivo. Escurridizo. Colándose entre los barrotes. Tan urgente como siempre.

A pesar de todo, claro. Lo que hemos visto en los últimos años da para mucho más que crónicas y reportajes, informes sobre derechos humanos y libelos de demandas. El asedio a los medios de comunicación ha tomado tantas formas que, honestamente, no sorprende cuando nos enteramos de un nuevo caso. No sorprende, pero no deja de doler.

Ayer nuestros amigos de El Estímulo recibieron en sus oficinas a dos hombres armados que despojaron al equipo de sus herramientas de trabajo (12 laptops y 10 teléfonos celulares). Además de aterrorizar a los empleados, el hombre nuevo dio otro golpe a la prensa libre.

Desde la sede de El Estímulo Media en Santa Eduvigis despachan también Urbe Bikini, BienMeSabe, y la Revista Clímax.

Yo siento un profundo compromiso con ellos por dos razones. Primero, porque las primeras oportunidades nunca se olvidan. Precisamente fue Clímax -antes de que se convirtiera en plataforma digital- uno de los medios que me cedió espacio para escribir cuando empezaba, sin saberlo, la transición del mundo de las firmas de abogados a lo que hago hoy todos los días. Mi gratitud por los agarrones editoriales, las enseñanzas, y la generosidad de sus páginas es para siempre.

El público venezolano ha recibido muchos golpes de medios que no respetaron a su audiencia, y eso nos compromete, con creces, ante quienes sí lo hacen.

Y segundo, porque los leo. La audiencia es una parte fundamental de los medios. Nosotros. No solo como receptores de contenido -y hoy como difusores en cierta medida- sino como sus principales dolientes. El público venezolano ha recibido muchos golpes de medios que no respetaron a su audiencia, y eso nos compromete, con creces, ante quienes sí lo hacen.

De mi parte quiero mandarle un gran abrazo a Manuel Gerardo, Ana Mercedes, Ligia, Erik, Arnaldo, Merce, Paula, y a todo el equipo; y de parte de Caracas Chronicles les dejo un mensaje: Vendrán tiempos mejores, y cuando eso ocurra, les prometemos que estaremos ahí, codo a codo, echando el cuento.