Wladimir Piñera: arrebatado de los manos de su madre
La PNB lo detuvo en Sabana Grande sólo porque lo vio correr y lo mantuvo incomunicado por cuatro días


Nombre: Wladimir Leonardo Piñera Brito
Año de nacimiento: 1992
Fecha de detención: 30 de julio de 2024
Zona: Sabana Grande, Caracas
Profesión y oficio: vendedor de pan y músico
El 30 de julio, Wladimir Leonardo Piñera y su madre caminaban por el bulevar de Sabana Grande, en el corazón de Caracas, para ir a comer, cuando de pronto escucharon disparos y vieron a un grupo de jóvenes ser perseguido por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Ante la confusión, algunas personas echaron a correr, entre ellos Wladimir. Cuando se percató de que su madre no venía detrás de él, y se devolvió para buscarla. Su madre se había quedado inmóvil donde estaba. Cuando Wladimir se acercaba a ella los agentes lo sometieron. La madre forcejeó con ellos, pero un policía la inmovilizó por el cuello y logró que soltara a su hijo. “Él estaba conmigo. Él no ha hecho nada. Esto es una injusticia, se llevaron a mi hijo sin preguntar. Me lo quitaron de las manos.”
Después de que se lo llevaron una funcionaria de la PNB le dijo que buscara a su hijo en la sede policial de El Recreo, cerca de allí. Pero nadie le dijo nada hasta que varias horas más tarde le avisaron que fue trasladado hasta la Zona 7, una prisión temporal de la PNB en el este de la ciudad.

Un calendario en casa de Wladimir marcan los días que han pasado desde su detención.
Durante casi 4 días, los familiares de Wladimir permanecieron en los alrededores de la Zona 7 sin saber nada de él. Finalmente les confirmaron que él estaba retenido allí y permitieron que le dejaran comida. Por otros familiares de detenidos que aguardaban como ellos, supieron que ese día se haría el último traslado a las cárceles de los hombres que tenían presos allí, y tenían alguna esperanza de que soltaran a Wladimir. Pero esa noche les dijeron que el joven iba en ese último traslado hacia Yare 3, a una hora de Caracas. Y después, que los prisioneros llegaron a esa prisión en cinco horas, no una.
Sólo lograrían verlo 13 días después de su detención arbitraria y 9 días de su traslado a Yare 3. En esa visita, única hasta la fecha, Wladimir pudo recibir de su madre comida y agua potable. “Nos vimos y nos pusimos a llorar, pero yo le dije que vamos a salir de esto”, cuenta ella. “Él se encuentra en una celda con otros siete hombres, pero me preocupa porque se habla de que hay otros detenidos que tienen fiebre, y dicen que hay varios con tuberculosis y que otros tienen sarna. Yo sólo quiero que dejen en libertad a mi hijo, porque él no ha hecho nada”.
Sus lo describen como un muchacho tranquilo que casi no sale a la calle, pues la mayoría del tiempo está en su cuarto haciendo música y en su computadora. Más bien peleaban con él para que saliera y atendiera su bodega, donde vende pan y refrescos, dentro de su casa en Caracas. “En la comunidad todos se quedaron asombrados, porque saben que él es honesto, humilde y tranquilo. Tanto así que nos ayudaron cuando recogimos firmas y hasta el consejo comunal de la zona nos dio una carta a su favor”, explica su madre.

La madre de Wladimir reza ante imágenes religiosas pidiendo protección para su hijo.
Ya pasó un mes de la detención arbitraria de Wladimir. Durante estas semanas, familiares de detenidos han denunciado traslados no notificados desde Yare 3 a otras cárceles más lejos de Caracas, Tocorón y Tocurito. Para el momento en que se redactan estas líneas, su familia no sabe con seguridad dónde está, ni cuáles delitos se le imputan.
“Estamos desconcertados y muy, pero muy tristes, a veces dormimos bien, otras veces no. Esto es demasiado fuerte, pero para Dios no hay nada imposible” concluye su madre.
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